En numerosas ocasiones
escucho a alguien comentar aquello de que “si una persona tiene una patología
mental grave, tiene que acudir al psiquiatra”.
Existe una concepción
generalizada y errónea basada en la relación [gravedad de la
psicopatología-profesional sanitario al que acudir].
Es decir, se piensa en
gran medida que si la patología mental que presenta un individuo es grave o
cronificada en el tiempo, (entendiendo la gravedad como la incapacidad
funcional que presenta el paciente), la atención sanitaria debe llevarse a cabo
por un médico psiquiatra, quedando el profesional de la psicología al margen
del futuro tratamiento.
Quisiera profundizar en
esta cuestión, de forma asequible para la mayoría de los lectores del presente
artículo, ya que considero de vital importancia saber a quién nos dirigimos,
y sobre todo, por qué acudimos a un profesional de la salud mental (psicólogo
y/o psiquiatra), cuando demandamos ayuda.
Como comenté al
principio, es erróneo pensar que si el trastorno mental que padece una persona
es de una gravedad considerada, el único profesional que puede asistirle es el
médico psiquiatra.
En primer lugar nos
planeamos la siguiente cuestión: ¿quién ha determinado la gravedad de la
psicopatología de la que estamos hablando?, ¿la familia, el médico generalista,
o el especialista en salud mental?
El
primer planteamiento que hemos de dejar concretado es que la evaluación de la psicopatología
ha de realizarla un profesional de la salud mental, es decir, un psiquiatra y/o
un psicólogo clínico (1) o sanitario (2).
Al igual que si
sufrimos una disfunción cardiaca, acudimos al profesional experto en la
materia, el cardiólogo, para solicitar una exploración, diagnóstico y
tratamiento pertinente.
Una vez evaluada la
patología y diagnosticada, es hora de decidir qué profesional de la salud
mental llevará a cabo el tratamiento adecuado al caso.
Antes de comenzar a
analizar las semejanzas y diferencias entre psicólogos y psiquiatras, y ver las
competencias de cada uno, quisiera puntualizar la gran heterogeneidad existente
cuando hablamos de patologías mentales.
Ninguna depresión es
exactamente igual a otra, ningún trastorno bipolar es igual a otro, ningún TOC
es igual a otro…, ya que existen múltiples factores personales, etiológicos,
familiares, laborales, sociales, culturales, etc. que marcan grandes
diferencias interindividuales, a
pesar de estar hablando de una patología concurrente a varios individuos, si
bien es cierto y lógico que, las clasificaciones diagnósticas suponen cumplir
una serie de signos y síntomas específicos para cada trastorno mental.
Teniendo este tema
claro, pasamos a ver algunas de las semejanzas-diferencias entre los psicólogos
y psiquiatras, así como sus competencias (tabla 1).
PSICÓLOGO CLÍNICO/SANITARIO
|
MÉDICO PSIQUIATRA
|
|
SEMEJANZAS
|
- Profesional
experto en salud mental.
- Trabaja
para restablecer la funcionalidad del paciente.
- Siguen
un determinado modelo teórico en el que encuadran su trabajo.
|
- Profesional
experto en salud mental.
- Trabaja
para restablecer la funcionalidad del paciente.
- Siguen
un determinado modelo teórico en el que encuadran su trabajo.
|
DIFERENCIAS
|
- Explora
todas las áreas vitales del paciente,
así como la historia de vida.
- El
diagnóstico se lleva a cabo mediante el análisis funcional de la conducta,
así como de pruebas de evaluación estandarizadas, con nivel de inferencia III
y IV.
|
- Se
centra en la presencia/ausencia de sintomatología.
- El
diagnóstico se lleva a cabo desde el modelo biomédico, con nivel de inferencia
I y II.
|
COMPETENCIAS
|
- Estudio
del comportamiento humano a través de las conductas, las cogniciones y las
emociones.
- Realiza
terapia psicológica, exenta del empleo de farmacología (poseyendo formación
psicofarmacológica).
- Terapias
individuales y/o grupales, flexibles, adaptadas a las características del
paciente.
|
- Estudio
de las bases biológicas que conllevan al trastorno mental.
- Puede
recetar fármacos.
- Adaptación
del tratamiento en base a la actuación adecuada (o no) de la farmacología.
- Algunos
emplean psicoterapia, para lo cual necesitan formación específica.
|
Tabla 1
El campo de la
psicofarmacología, así como el de las terapias psicológicas es infinito, y no
en este caso, el objetivo del presente.
Como vimos
anteriormente, el tipo de tratamiento más adecuado para un individuo no va a
depender del de trastorno mental per se, ni de la gravedad de éste, sino más
bien de las características del individuo a nivel físico, mental, social,
familiar, de competencias, etc., al igual que dentro de un mismo tipo de tratamiento
(farmacológico o no, tampoco se emplearán los mismos fármacos ni la misma
terapia, dependerá del individuo en cuestión).
¿Es posible llevar a
cabo un tratamiento psiquiátrico y psicológico al mismo tiempo? Es posible, y en numerosos
casos, inseparables el uno del otro.
En determinadas
ocasiones el paciente necesita de manera indiscutible el tratamiento
farmacológico, y a la par, y de forma inseparable, la terapia psicológica.
Un tratamiento multidisciplinar,
llevado a cabo por médicos, psicólogos, trabajadores sociales y enfermeros, es
imprescindible y desde luego, el tratamiento más eficaz y efectivo, según el
caso que nos encontremos, ya que, como nos recuerda la OMS (Organización
Mundial de la Salud), “la salud es un
estado de completo bienestar físico, mental y social, y no simplemente la
ausencia de patologías o afecciones”.
Y cada área/especialización
de la salud mental deberá trabajar remando en la misma dirección, proporcionado
los conocimientos de una y otra, para lograr el objetivo común: el beneficio
del paciente, único e irrepetible.
(1)
Psicólogo Clínico: profesional de
la psicología mediante la vía PIR
(Psicólogo Interno Residente).
(2)
Psicólogo Sanitario: profesional de
la psicología mediante el Máster Psicólogo
General Sanitario.
Isabel
Extremera,
Psicóloga
Sanitaria.
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